¿Los negocios realmente persiguen su Misión Empresarial? Es difícil responder acertadamente y si bien, las organizaciones no terminan de buscar nuevas formas de avanzar y crecer mediante muchas y muy variadas estrategias. Nuevas tendencias se incorporan a la larga lista, incluyendo la Transformación Digital. ¿Qué tan cierto es que nuestro negocio se deba transformar o más aún, que todos deban transformarse y sumarse a esta u otra de las tantas tendencias presentes o futuras?
Antes de seleccionar cualquier estrategia para ser seguida como barco insignia, es indispensable comprender a fondo cómo es que éstas adquieren utilidad y cómo o hasta dónde van a impulsar realmente a nuestra organización. Ser bueno en los negocios o poseer un buen negocio que obtenga utilidad no necesariamente implica que la misión se esté alcanzando. Desde la perspectiva económica, el negocio podría ser todo un éxito manteniendo a los accionistas contentos porque se genera riqueza y empleos a través de las utilidades, pero en términos de su visión podríamos estar alejando a la organización de su propia razón de existir.
Las estrategias son exitosas en la medida en que éstas se alinean a las metas y objetivos. Cuando éstas son ejercidas, llevan de forma natural a la organización entera hacia la visión establecida y eventualmente terminan por alcanzar la misión de la organización. Al estar todos los elementos alineados de forma correcta, cualquiera que sea el esfuerzo que los miembros de una organización ejerzan, acercarán al negocio a alcanzar su misión; este concepto se puede apreciar en la Figura 1.
Fig. 1: Proceso para alcanzar la misión.
Después de tener una misión y visión empresarial establecida, lo ideal es darlas a conocer a toda la organización, en donde la misión define la razón de existir del negocio mismo, y segundo, la visión comunica dónde se desea ver a la organización en tiempo futuro.
Por ejemplo, si una organización comercial tiene como visión tener cobertura nacional, las estrategias a seguir serán enteramente diferentes a las de una empresa que pretende alcance exclusivamente regional.
Mediante el establecimiento de metas claras y bien definidas, la alta dirección se hace de elementos para retar a la organización para que ésta realice esfuerzos realistas que en suma acerquen y ayuden a que progresivamente la organización entera logre los objetivos establecidos de cada periodo según convenga.
Las estrategias, cada una y en conjunto, aprovecharán cada una de las metas que serán usadas a su vez para medir el grado de avance hacia los objetivos que ya de inicio deberán encontrarse alineados en camino a la visión del negocio mismo; y por defecto hacia la misión organizacional.
Medir y dar seguimiento a las metas habilita a la organización misma para que se logre conocer el grado de avance o incluso si esta se está alejando o acercando progresivamente hacia el resultado esperado. Ahora bien, diseñar y aplicar estrategias (como la Transformación Digital) que buscan mejorar a las organizaciones requiere que los procesos de negocio lleguen a estar definidos en términos que los mismos miembros de la organización puedan seguir y aplicar.
Para cada organización el caso será diferente, al grado que su Transformación Digital requerirá de procesos, tecnologías y oportunidades dentro y para su propio contexto. La digitalización de procesos no trata exclusivamente de la adquisición de nuevas tecnologías y su implementación, o del desarrollo de nuevos aplicativos, sitios, herramientas estáticas o móviles; requiere de un análisis profundo mediante el cual se puedan identificar qué, cuáles, cómo y en qué medida estas transformaciones aportan medios para acercar a la organización a su misión o incluso reconocer cuáles de estas acciones la alejan.
Llevar a las organizaciones a lo que se conoce como alta madurez, requiere de procesos bien definidos y diseñados para medir y gestionar apropiadamente sus productos y procesos; que de hecho sin la incorporación de herramientas que automaticen los procesos y gestión de datos, sus mediciones y métricas serían prácticamente imposibles de lograr. Es aquí precisamente donde una estrategia de digitalización o automatización de procesos daría sentido y apoyaría definitivamente a que una empresa alcance sus objetivos en camino al cumplimiento de su misión.
La Transformación Digital debe ser vista como un elemento estratégico del negocio, no el negocio en sí mismo; esta debe ser integrada inteligentemente para que el aporte sea significativo en valor y resultados.
Es labor de la organización misma, guiada por su Director General y el consejo administrativo, llevar a ésta mediante la incorporación apropiada de la Transformación Digital al logro de su misión, es decir, su razón de existir.
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